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Arquitectos: Dominique Coulon & associés
- Área: 4590 m²
- Año: 2016
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Fotografías:Eugeni Pons, David Romero-Uzeda
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Proveedores: Cricursa, ERTCM, Soprema, isola
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Este proyecto tiene la ambición de convertirse en un nuevo modelo para las bibliotecas de medios. El programa pone en tela de juicio las funciones de una biblioteca de medios, otorgándole el contenido de un "tercer lugar", un lugar donde los miembros del público se convierten en actores en su propia condición, un lugar para la creación y la recepción. En asociación con el programa básico, el edificio incluye áreas para exhibiciones, creación, estudios de música y un café-restaurante. Las diversas actividades del programa se combinan entre sí, creando un arreglo dinámico. El edificio se alza hasta la copa de los árboles, este es el primer espesor que actúa como un filtro a la calle, aparentemente jugando con esta primera columnata de vida vegetal.
La fachada sirve como una cinta desplegable que sirve de telón de fondo a los diferentes universos contenidos en el programa. En su punto más cercano a la calle, la cinta se sumerge, para contenerse mejor, subiendo de nuevo más atrás. En los huecos, la frontera entre el espacio interior y el espacio urbano es menos clara y hace posible acercarse y abrazar el edificio visualmente. Las secciones huecas y sólidas producen una ambigüedad entre el interior y el exterior, cuestionando las fronteras del espacio público. El espacio se vuelve incierto: deja de tener contornos claros y se pone en cuestión en términos prácticos.
La luz se extiende a lo largo de la cinta, y la cinta distribuye la luz a la zona del corazón del edificio. Una rampa jardín ofrece otra vía de escape hacia el exterior, que conduce a un bar de verano, punto culminante del paseo arquitectónico. El jardín extiende la pasarela interior, acercándose a la línea del horizonte; la ciudad desaparece, dejando sólo la corona de los árboles para dialogar con el cielo. Nuevos usos son posibles: la gente puede tomar una siesta, hacer picnic, leer afuera, o reunirse en un grupo.
El edificio descansa en un principio de sistemas independientes e irregulares. Al apilar estos sistemas simples, cada uno con su propia lógica, se genera tensión en el espacio y en cómo se lee. De esta manera, el espacio perceptivo óptico elude el espacio euclidiano y su preferencia por las rectas.
Las burbujas contienen elementos muy específicos del programa, como un área de narración, laboratorios de lenguaje, lugares para jugar videojuegos, una sala de artes plásticas, etc. Se definen como capullos donde las personas están aisladas de los otros universos, escapando del área colectiva. Las burbujas son el último refugio, la parte más íntima del edificio. Tampoco responden a la lógica cartesiana. La distancia entre ellos depende de su área de influencia y de su escala. El color y los materiales del espacio principal ponen de manifiesto las variaciones de luz y color que contrastan con la naturaleza material de las burbujas.
El espacio es fluido, y las múltiples rutas ofrecen puntos de vista constantemente renovados. El paseo se convierte en un proceso de revelación de los diversos universos. El despliegue de la cáscara exterior acentúa esta impresión de espacio infinito. En este espacio "inefable", la noción de gravedad parece desaparecer: el techo y las paredes parecen flotar. Esta sofisticación genera un "plástico acústico" que le da a este nuevo lugar una atmósfera que transporta y reexamina la relación con el cuerpo y la fluidez. No hay una lectura inequívoca del espacio; la percepción que uno tiene de ella revela una complejidad y una riqueza inesperada. Es un lugar de libertad.